
Carmen Formoso dice que se dio cuenta de que su obra había sido plagiada «por casualidad». «Un día, en una librería de A Coruña, vi La cruz de San Andrés y leí la sinopsis de la solapa. Había coincidencias, pero la compré pensando que podía aprender mucho leyéndola. Pero cuando comprobé que era una copia, casi me muero del susto. ¿Cómo le iba a decir a nadie que Cela me había plagiado?» Tras convencer a sus tres hijos para que leyeran ambas obras, Formoso decidió acudir a tres catedráticos expertos en Literatura amigos de la familia para que juzgasen por sí mismos. El contenido del informe que emitieron entonces, y que aparece en la querella, es demoledor.
La cruz de San Andrés narra la historia de Matilde Verdú, una mujer que cuenta en primera persona la historia de su derrumbamiento moral y el de sus amigas por su inmersión en una secta satánica que practica la magia negra en A Coruña. La obra se sitúa entre la Guerra Civil y nuestros días, aunque su núcleo se ubica en los años 60 y 70. En Carmen, Carmiña, Carmela se cuenta la historia de tres mujeres de tres generaciones de una familia, atormentadas por las creencias supersticiosas de los coruñeses de la Ciudad Vieja y pertenecientes a un grupo que practica la magia negra. Esas circunstancias acabarán por derrumbarlas moral y físicamente, y, como en el libro de Cela, los rituales satánicos están descritos con todo detalle. El tiempo externo de la novela abarca desde la II República hasta casi los años 80, aunque su núcleo se sitúa en la posguerra y en los 60 y los 70. Además de un sinnúmero de referencias geográficas y de citas idénticas, los temas que definen ambas obras son casi los mismos: soledad, fatalidad, frustración, sufrimiento. Formoso también destaca que en su obra introdujo elementos autobiográficos, y que es imposible que Cela los conociera. (Para más información contactar a la autora del blog en autoreslatinos@gmail.com)